El Decano de nuestra Facultad Regional San Francisco de la UTN, Ingeniero Alberto Toloza, fue entrevistado por La Voz de San Justo, y realizó un repaso de su trayectoria dentro de nuestra querida institución: desde su llegada como estudiante hasta la actualidad, a poco de cumplir sus primeros ocho años al frente de la gestión. Compartimos la entrevista.
Alberto Ramón Toloza lleva más de 7 años como decano de la Facultad Regional San Francisco de la UTN luego que, en los últimos 33 años, pudo atravesar por todas las instancias académicas dentro de esa casa de altos estudios.
El ingeniero Toloza tiene una trayectoria muy particular dentro de la facultad. En 1988 ingresó como estudiante de la carrera de Ingeniería Electromecánica; luego, con el paso del tiempo, comenzó a interesarse por la vida estudiantil lo que lo llevó a incursionar en el Centro de Estudiantes del cual llegó a ser presidente en 1992. Tras recibirse de ingeniero electromecánico, continuó ligado a la facultad de la cual fue docente hasta que en diciembre de 2013 llegó a ocupar la máxima responsabilidad tras ser electo como decano, cargo que ocupa hasta el presente.
En todo este tiempo, Toloza fue adquiriendo una valiosa experiencia al atravesar por todos los sectores de la UTN lo que lo ha convertido en un verdadero especialista de la vida universitaria.
Oriundo de Ramona, llegó a San Francisco siendo un adolescente con muchas ilusiones de convertirse en ingeniero. Con un paso fugaz por la ciudad de Córdoba, finalmente fue la UTN de nuestra ciudad la que lo cobijó como estudiante de la carrera de Ingeniería Electromecánica.
Faltaban 2 años para que comience la década del 90. En ese momento Toloza puso rumbo a San Francisco, la ciudad elegida para llevar adelante una extensa carrera que incluyó su paso por diferentes ámbitos de la vida universitaria.
La UTN de entonces le ofrecía el marco ideal para convertir en realidad esos sueños que empezó a desentrañar a los 19 años. Hoy a sus 52 años, Toloza se encuentra ejerciendo una función para la cual toda su experiencia en los distintos estamentos universitarios sin dudas le sirvió de experiencia que vuelca a diario en la gestión para llevar adelante la facultad.
Del pueblo a la ciudad
-¿Cómo fue su llegada a San Francisco?
Al terminar mis estudios secundarios, salí de Ramona buscando una ciudad para poder estudiar una carrera. El primer destino era Córdoba como el de muchos jóvenes que terminan el secundario. Sin embargo, no conseguí trabajo allí y por medio de un empresario de Ramona llegué a San Francisco. Al llegar acá conseguí empleo en la empresa Plumita, busqué una pensión, pero no empecé a estudiar enseguida, algo que hice en 1988.
-¿Qué ingeniería eligió?
Soy ingeniero electromecánico de base. Es la primera carrera que elegí, aunque en el medio hice un cambio de carrera. Quise buscar en Córdoba Ingeniería Eléctrica, luego hice un paso por Electrónica y finalmente volví a Electromécánica que es la carrera de la cual egresé.
-¿Quién era el decano en esa época?
El ingeniero Raúl Carlos Alberto. De él tengo los mejores recuerdos. Una persona íntegra, humilde y de mucha sabiduría, alguien que siempre he tomado como ejemplo y lo consideré uno de los tutores que tuve en esta ciudad.
-¿Cómo era la UTN cuando ingresó?
Recuerdo que salía de trabajar y venía hasta acá en bicicleta como muchos otros que aún hoy lo siguen haciendo. Lógicamente las instalaciones eran distintas, en el ingreso había una tranquera y la delineación urbanística era similar a un campo más que un predio universitario. Había carencias notables, pero a su vez había un clima muy acogedor. La cancha de fútbol no era solo utilizada por los estudiantes sino también por los vecinos del barrio y había un equipo que competía en una liga. Fundamentalmente, para los que éramos de la región este era un lugar que nos convocaba para conectarnos más allá de la hora de aula y el contacto profesor estudiante.
La vocación por la defensa de los estudiantes
-En medio de su formación universitaria se sintió atraído hacia la participación en el Centro de Estudiantes. ¿Cuándo comenzó a vincularse con esta parte de la vida universitaria?
Mi llegada a la política estudiantil fue por inspirarme en otros estudiantes que estaban haciendo esa actividad. Recuerdo a algunos que pasaban por las aulas y hacían planteos e inquietudes, así como también algunos cuestionamientos por necesidades. En eso conocí a varios compañeros como el ingeniero César Mina, Fernando Aponte así como otros compañeros que luego dejaron la facultad. Era llamativo verlos trabajar convocando a la gente a reuniones en función de buscar soluciones a problemáticas que se iban presentando. Para todos aquellos que veníamos de algún pueblo, podíamos encontrar en el Centro de Estudiantes un ámbito donde poder intercambiar nuestras vivencias e inquietudes con otros.
-¿Cómo fue su llegada a la presidencia del Centro de Estudiantes?
Fue a través de elecciones estudiantiles celebradas en 1992. En ese momento el cargo máximo era el de secretario general. Recuerdo que con un grupo de compañeros armamos una lista contra el oficialismo de Franja Morada. Costaba mucho porque no había muchos estudiantes y sin embargo, en base a mucho trabajo y contacto con los estudiantes logramos imponernos en la elección. Como electromecánicos armamos una lista y pensábamos que no teníamos muchas chances, pero creo que lo que marcó la diferencia fue la unión que logramos entre diferentes grupos.
-¿Qué diferencias encuentra entre aquella función y su actual como decano?
Cuando integraba la comisión del centro estudiantil, administraba la fotocopiadora y un presupuesto conformado por el capital de la propia fotocopiadora y la mano de obra la poníamos nosotros para abaratar el costo de las fotocopias a los estudiantes. Hoy, como decano de la Facultad Regional San Francisco de la Universidad Tecnológica Nacional tengo que administrar un presupuesto de más de 200 millones de pesos que tiene que ver con los recursos que hacen posible el funcionamiento de esta institución. Las responsabilidades tienen un peso diferente, pero son igualmente importantes para cada ámbito en que se trata.
-¿Su participación en el centro estudiantil hizo que la carrera le llevara más tiempo que lo previsto?
Sí, terminé la carrera después de los 30 años. Luego de finalizada mi tarea en el Centro de Estudiantes ingresé a la Secretaría de Asuntos Estudiantiles y allí entablé un vínculo laboral con la facultad. En medio dejé de trabajar en la fábrica e incursioné en la realización del Censo Nacional de Jubilados que duró poco más de 2 años. Eso lo hacía de manera paralela a los estudios y hasta que me recibí, el objetivo era poder inclinarme hacia el ámbito laboral. En ese momento me vinculé con el ingeniero Hugo Gieco en el asesoramiento a empresas y aseguradoras. Eso me llevó a hacer el posgrado de Higiene y Seguridad Laboral en 2005 en la Universidad de Morón.
Su paso por la docencia
-En su extensa trayectoria también fue docente. ¿Cómo fue esa experiencia?
Mi primera experiencia como docente se dio en Arroyito, en la extensión áulica de esa ciudad a través de una suplencia en la Licenciatura en Organización Industrial en el dictado de la materia Planificación y Organización Industrial. Posteriormente tuve otra experiencia como docente de Administración de Recursos Humanos, de la cual era ayudante de cátedra del profesor titular Germán Yennerich.
-¿Cómo surgió en usted la idea de presentarse en una lista para competir contra el anterior decano, Daniel Ferradas, a quien lo sucedió en el cargo que hoy ocupa?
Yo siempre consideré que tanto el ingeniero (Daniel) Ferradas como yo somos 'hijos' del ingeniero (Raúl) Alberto. Daniel (Ferradas) se graduó antes que yo, pero ambos crecimos bajo la tutela del ingeniero Alberto. Un dato no menor en este caso es que el ingeniero Ferradas es el primer graduado de esta universidad que llega luego a conducirla a partir de diciembre del año 2000 hasta diciembre de 2013. Ese paso luego se repitió conmigo mostrando que aquellos que pasamos por las aulas pudimos generar una proyección de solución sobre diferentes niveles. La llegada a la conducción de la facultad saca a relucir el sentido de pertenencia porque alguien ha hecho todos los pasos por los distintos claustros que luego se pueden replicar.
El desafío de conducir los destinos de la facultad
-A casi 8 años de haber asumido la responsabilidad de conducir los destinos de la UTN San Francisco, ¿con qué facultad se encontró al ingresar como decano y cómo está hoy la institución?
En estos 8 años vivimos la transformación de la facultad y fundamentalmente, el recambio generacional de su cuerpo de profesores y trabajadores. Esto que parece poco, en realidad, tiene que ver con la manera en que se lleva adelante un proceso de transformación compartiendo ese trayecto entre quienes la vieron nacer y otros que por una cuestión generacional vienen a tomar la posta de esa tarea tan importante a nivel institucional. En este tiempo que llevo al frente de la conducción estoy liderando un proceso de recategorización, reconducción para ubicar a la Facultad Regional San Francisco en el mapa universitario nacional y para que eso sea posible debemos cumplir ciertos 'deberes' en las cuatro dimensiones que tiene una universidad: el ámbito académico, investigación, gestión y administración. Nuestra universidad siempre se caracterizó por tener un buen desarrollo en el ámbito académico pero la investigación empezó a dar sus primeros pasos en los últimos 20 años.
-¿Cuáles son los próximos desafíos que se plantea la UTN?
Nosotros nos planteamos contar con un centro de investigación y transferencia tecnológica trabajando junto al Conicet y además tenemos en camino cerca de 20 doctores en Ingeniería que impone una mayor obligación académica a nuestros egresados. Ya no alcanza con ser ingenieros, sino que hay que seguir perfeccionándose de manera constante para contribuir de manera efectiva con una real transformación social.
-¿Hay algún sueño que todavía le quede por cumplir a aquel joven de Ramona que alguna vez se pensó como ingeniero y que hoy está sentado en el sillón del decanato?
Siempre debemos plantearnos sueños porque eso tiene que ver con la esencia del ser humano y es la manera en la que vamos a aportar a la sociedad. Esta sede de la UTN ha sido formadora de profesionales y creo que aún le falta esa instancia de convertirse en un centro de consulta para el desarrollo de la comunidad no solo desde el punto de vista productivo como lo es hoy, sino que también debiéramos contar con institutos internos que logren proveer de formación, información y herramientas de manera de poder desarrollarnos mejor en la ciudad y la región. Esto no significa que no se esté haciendo, pero lo que se hace hoy es a una escala inicial y debiéramos llevarlo a un nivel superior. Una ciudad con universidades debe aportar nivel a todas las instituciones porque allí comienza la profesionalización en la toma de decisiones que permitirá que la comunidad crezca y se desarrolle en un ambiente sustentable.
Fuente: La Voz de San Justo.
Periodista: Mauricio Argenti.
Fotografías de Marcelo Suppo.
Realización audiovisual: Emiliano Lavezzini